Published November 26, 2014 | Version v1
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Los hornos alfareros de tradición fenicia en el valle del Guadalquivir y su perduración en época romana: aspectos tecnológicos y sociales

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A principios de la Edad del Hierro se asiste en el sur de la Península Ibérica al asentamiento de colonos procedentes del Mediterráneo Oriental. Con ellos llegan también novedades tecnológicas, como el torno de alfarero o los hornos de tiro vertical. Ambas se difundieron rápidamente entre la población local, dada la resistencia del producto final y su adaptabilidad a distintas funciones. A la vajilla tradicional a mano se suma ahora un nuevo repertorio de mesa, almacenamiento y transporte heredero tecnológica, formal y estéticamente de la tradición oriental. En el siglo V a.C. el torno y los hornos de tiro vertical se encontraban ya plenamente integrados entre los habitantes del valle del Guadalquivir. Desde un punto de vista socioeconómico se había pasado del modo de producción doméstico, característico de las comunidades aldeanas de finales de la Edad del Bronce, a un modo de producción artesanal, propio de una sociedad jerarquizada. Paralelamente, el repertorio cerámico había superado ya el proceso de hibridación formal y estaba perfectamente adaptada a las necesidades de la población: consumo, transporte, almacenamiento y cocina. Con la conquista romana se introdujeron nuevos recipientes y algunas novedades gastronómicas que afectaron paulatinamente a la vajilla de mesa y a la cerámica de cocina. Sin embargo, las técnicas de fabricación y la estructura de los hornos se mantuvieron inalteradas en esta región incluso después de que buena parte de estos talleres pasaran a manos de inmigrantes itálicos. Los cambios que introdujo Augusto y el inicio Imperio afectaron a la propiedad, la ubicación y las dimensiones de los talleres (modo de producción esclavista), pero no a los aspectos técnicos de la producción, que se encontraban aún en manos de artesanos indígenas, herederos y transmisores de esta tradición alfarera.

Abstract

Zu Beginn der Eisenzeit ereignete sich im Süden der Iberischen Halbinsel die Ansiedlung von Kolonisten aus dem östlichen Mittelmeerbereich. Mit ihnen kamen auch neue Technologien, wie die schnelldrehende Töpferscheibe oder die Rennöfen, die sich schnell unter der lokalen Bevölkerung verbreiteten. Dem traditionellen, handgefertigten Geschirr kommt jetzt ein neues Repertoire von Tisch-, Lager- und Transportkeramik hinzu, das sowohl technologisch als auch in ihrer Form und Ästhetik in der orientalen Tradition steht. Im 5. Jh. v. Chr. befanden sich Drehscheibe und Rennöfen unter den Bewohner des Guadalquivir-Tals schon vollkommen integriert. Aus einer sozioökonomischen Perspektive bedeutete dies den Übergang von einer häuslichen Produktionsweise, die charakteristisch für die Dorfgemeinschaften der ausgehenden Bronzezeit gewesen war, zu der handwerklichen Produktion einer hierarchisierten Gesellschaft. Gleichzeitig hatte das Keramikrepertoire schon den Prozess der Hybridisation der Formen überstanden und war vollkommen den Bedürfnissen der Bevölkerung angepasst: Gebrauch, Transport, Lagerung und Küche. Mit der römischen Eroberung wurden neue Gefäße und einige gastronomische Neuigkeiten eingeführt, die allmählich auch das Ess- und Kochgeschirr betrafen. Dennoch blieben die Fabrikationstechniken und die Struktur der Öfen in dieser Region unverändert, sogar nachdem ein Großteil der Werkstätten in die Hände von italischen Einwanderern übergegangen waren. Die Veränderungen, die Augustus und die Frühe Kaiserzeit einführten, betrafen zwar Besitz, Lage und Größe der Anlagen, aber nicht die technischen Aspekte der Produktion. Diese befanden sich noch in den Händen von einheimischen Handwerkern, den Erben und Übermittlern der Töpfertradition

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Created:
December 4, 2022
Modified:
November 30, 2023