Fluidos Refrigerantes: Análisis de la Normativa Internacional
Description
La importancia de la tecnología frigorífica es incuestionable. Sus principales campos de actuación son la refrigeración y la climatización. En el caso de la refrigeración, es crucial, por ejemplo, para mantener la cadena de frío de los alimentos perecederos o para preservar los medicamentos. Por su parte, la climatización es esencial en el día a día para mantener la temperatura, así como otras variables de los locales, dentro de unos límites confortables. El actor principal de la tecnología frigorífica son los refrigerantes. En mi Trabajo Fin de Grado (P.E. Rodríguez, 2018) describí la problemática medioambiental que afecta a estos fluidos y analicé la viabilidad de las alternativas menos contaminantes desde el punto de vista del Reglamento de Seguridad de las Instalaciones Frigoríficas de 2011, de aplicación en España. Este Trabajo Fin de Máster es una continuación natural de ese trabajo. Por un lado, se amplia y contextualiza la problemática medioambiental con la descripción de la Enmienda de Kigali, que entró en vigor en 2019, y con los Reglamentos de diferentes países para hacer cumplir los objetivos de esta Enmienda al Protocolo de Montreal. Se han analizado las políticas en materia de control de los gases fluorados de los siguientes países: - Unión Europea, - Estados Unidos, - Canadá, - Japón, - Australia, - China. Por otro lado, se ha analizado las posibilidades que las tres principales normas de seguridad para instalaciones frigoríficas, el ASHRAE 15 para Estados Unidos, la norma EN 368:2016 en Europa y la ISO 5149:2014, permiten a los llamados refrigerantes alternativos. Este estudio se ha hecho para los principales sectores de la tecnología frigorífica, considerando para cada uno los sistemas y equipos más utilizados: - refrigeración doméstica, - refrigeración comercial, - refrigeración industrial, - refrigeración de cámaras frigoríficas, - climatización residencial, - climatización en comercios, - climatización de grandes edificios. La historia de los refrigerantes es muy desafortunada. La primera generación, utilizada hasta 1930, fueron fluidos encontrados en la naturaleza como el amoníaco. La tecnología de esa época no estaba preparada para hacer frente a los problemas de inflamabilidad y toxicidad de estos fluidos, estando los accidentes al orden del día. La segunda generación comenzó con la invención de los refrigerantes sintéticos CFC y HCFC, que no tenían los problemas de seguridad de los naturales. Sin embargo, a partir de la década de los 70 se descubrió que estos refrigerantes clorados provocan un terrible daño medioambiental: la destrucción de la capa de ozono. La respuesta internacional llegó en 1989 con el Protocolo de Montreal y supuso la transición de estos CFC y HCFC a la actual generación de refrigerantes, la tercera, los HFC. El Protocolo de Montreal establece un calendario de reducción para el consumo y la producción de estos gases clorados. Se diferenció entre los países más desarrollados y los países en vías de desarrollo, entre los que se encuentra China. Los CFC se abandonaron en 1996 en el primer grupo y en 2010 en los segundos. Con respecto a los HCFC, la reducción se completó en 2020 para los países más desarrollados, pero no culminará hasta 2030 para los países en vías de desarrollo. El abandono de los HCFC no se está consiguiendo tan rápido como se había previsto. Esto se debe al crecimiento tan inesperado como espectacular que China ha experimentado desde principios de siglo. En la Figura I se muestra el consumo mundial de HCFC y el consumo restando las emisiones de las que China es responsable. Se observa como China, a pesar de ser un país más de los 147 que conforman el grupo de los países en vías de desarrollo, aglutina más de la mitad del consumo de HCFC a nivel mundial. De no ser por China, el máximo histórico de consumo de estas sustancias se habría alcanzado entre 1996 y 1999, coincidiendo con el año de congelación del consumo de HCFC en los países fuera del artículo 5, y estaríamos actualmente en unos niveles de consumo casi un 60% inferiores. En mi opinión, esto supone un fracaso del Protocolo de Montreal. (extracto)
Abstract
Universidad de Sevilla. Máster en Ingeniería Industrial
Additional details
- URL
- https://idus.us.es/handle//11441/103925
- URN
- urn:oai:idus.us.es:11441/103925
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